Obra sobre la libertad de elección en niños y niñas (9 personajes)

Esta es una obra de teatro para 9 personajes. La misma nos deja como mensaje que las niñas y los niños tienen libertad de elegir las actividades que prefieran, independientemente de su género.

Obra sobre la libertad de elección

Título: «¿Cosas de niñas y cosas de niños?»

Autora: Silvina Carrasco

9 Personajes:

  1. Maestra: Es una señora de edad avanzada, maestra de segundo grado de una escuela primaria.
  2. Mili: Es una nena de siete años, alumna de segundo grado. Le gusta jugar al fútbol y juega muy bien, pero sus compañeros no la dejan participar de los partidos por ser niña.
  3. Diego: Es un niño de siete años, alumno de segundo grado. Le han enseñado que hay actividades que son solo para niños y actividades que son solo para niñas.
  4. Sebas: Alumno de segundo grado.
  5. Fabi: Alumno de segundo grado.
  6. Luisito: Alumno de segundo grado. Prefiere escribir poesías, pero juega al fútbol para que sus amigos no se burlen de él.
  7. Morena: Alumna de segundo grado.
  8. Ara: Alumna de segundo grado. Al igual que Mili prefiere actividades que se dice que son de varones.
  9. Mamá de Diego

ACTO I

Personajes que intervienen en este acto: Diego, Sebas, Fabi, Luisito, Mili y Maestra.

Escenario: El patio de una escuela primaria durante el recreo.

Niños corriendo y jugando. Diego, Sebas, Fabi y Luisito juegan al fútbol.

(Diego le pasa la pelota a Luisito. La pelota pasa muy cerca de él y a poca velocidad pero Luisito no la puede parar y el balón sigue de largo.)

–Sebas: ¡Uh Luisito sos malísimo!

–Fabi: ¡Iba re despacio! ¡Andá al arco Luisito!

(Se acerca Mili)

–Mili: ¿Puedo jugar?

(Diego y Fabi se ríen.)

–Diego: ¡No Mili, ¿cómo vas a jugar al fútbol?! Andá a jugar con las chicas que están haciendo adornos para el aula.

–Mili: Pero no quiero hacer adornos, quiero jugar al fútbol con ustedes, ¿qué tiene de malo?

–Diego: Que sos una nena y las nenas no juegan al fútbol. ¡Andate Mili, no seas pesada!

(Mili se va súper enojada. Llega a la puerta del aula, donde encuentra a la maestra.)

–Mili: ¡Los chicos no me dejan jugar con ellos, nunca me dejan jugar! ¡Dicen que el fútbol es un juego de varones! Y eso no es verdad. Yo juego en el equipo de mi barrio y juego bien.

–Maestra: Tranquila Mili, claro que no es verdad. No hay juegos de varones y juegos de mujeres.

–Mili: ¡Es que es injusto! Luisito ni siquiera tenía ganas de jugar. Estaba parado sin hacer nada. Me hubieran dejado jugar en su lugar.

(Suena el timbre o campana para volver a clase.)

ACTO II

Personajes que intervienen en este acto: Maestra, Mili, Morena, Ara, Diego, Sebas, Fabi, Luisito.

Escenario: Aula de clases.

(Los niños están sentados en sus bancos y la maestra está parada enfrente de la clase.)

– Maestra: Antes de empezar la clase de matemáticas vamos a hablar de algo que ocurrió en el recreo. (Hace una pequeña pausa y los mira) ¿Ustedes creen que hay actividades que son solo para niños o solo para niñas?

– Diego: ¡Claro que si! Las chicas no pueden jugar al fútbol.

– Mili: ¡¿Por qué no pueden?! ¡Si pueden! Yo juego casi todos los días.

– Diego: ¡Pero vos sos una nena! ¿Por qué no jugás a juegos de nenas?

– Maestra: A ver chicos. Vamos a hablar tranquilamente, sin pelear. Les voy a dar un ejemplo, ¿a ustedes les parece que está bien que yo sea maes

(Todos los niños dicen que si.)

– Maestra: Les cuento que hace muchos, muchos años, cuando yo empecé a estudiar para ser maestra, era un poco raro que las mujeres estudiaran. Después, las personas se fueron dando cuenta de que para estudiar se necesitaba poder razonar o pensar y dedicarle horas a leer, y eso lo podían hacer tanto las mujeres como los varones.

– Ara: ¿Y a usted le daba vergüenza que al principio la burlaran?

– Maestra: (Con tono de complicidad) ¿La verdad?, no mucho. Tuve la suerte de que en mi familia me enseñaron desde muy chica que podía hacer lo que tuviera ganas de hacer.

 – Ara: Cuando yo visito a mi abuela, me gusta trepar a los árboles con mis primos, pero ellos se burlan de mí porque dicen que parezco un varón y eso me da vergüenza.

– Maestra: ¿Te cuento algo? Cuando yo tenía como 15 años, le ayudaba a mi papá en su taller mecánico. A él le encantaba enseñarme cómo funcionan los motores de los autos y a mí me encantaba aprender. Algunas veces me daba un poquito de vergüenza cuando los chicos del barrio me decían algo, pero después lo pensaba bien y prefería hacer lo que me divertía, que era ayudar a mi papá.

–Morena: (Asombrada) ¡Pero ese es un trabajo de hombres!

– Maestra: (Sonriendo) Es igual que cómo les decía antes: para arreglar autos se necesita saber cómo funcionan, tener mucho cuidado y poder usar las manos y la vista. Eso lo pueden hacer tanto las mujeres como los hombres.

– Mili: Y para jugar al fútbol se necesita que te guste jugar y dos piernas para correr y dos pies para pegarle a la pelota, y eso lo tienen las nenas y los nenes.

– Fabi: Luisito tiene dos pies pero no agarra una.

(Algunos niños se ríen.)

– Luisito: (Con un poco de vergüenza y titubeando) Es que… Es que a mi… Heeee… no me gusta… jugar al fútbol. (Mira a su alrededor y cómo ve que nadie se está burlando de él, sigue hablando) A mi me gustaría quedarme escribiendo… poesías… en los recreos, pero pensé que se iban a reír de mí.

– Sebas: Casi todos los libros que tiene mi mamá de cuentos y poemas los escribieron hombres.

– Maestra: Entonces, ¿qué aprendimos con esta charla?

– Fabi: Que no hay juegos de niños y juegos de niñas.

– Morena: Que podemos jugar a lo que tengamos ganas.

– Ara: Y que no tenemos que dejar de hacer lo que tenemos ganas porque seamos nenes o nenas.

– Maestra: ¡Muy bien! Entonces les propongo que a partir de hoy, en este grado, no nos vamos a molestar más por las cosas que nos gusten hacer. Cada uno puede jugar a lo que le guste. ¿Les parece?

– Los niños: (muy entusiasmados) ¡Sí! ¡Sí! ¡Entendido! ¡Es un trato! ¡Es un pacto!

ACTO III

Personajes que intervienen en este acto: Diego y Mamá de Diego.

Escenario: Puerta de entrada de la escuela.

Suena el timbre de salida. La mamá de Diego espera en la puerta. Los niños empiezan a salir.

(Diego se acerca a su mamá y le dá un beso.)

– Mamá de Diego: Hola mi amor. ¿Cómo te fue hoy?

– Diego: Bien, ¿ya cocinaste?

– Mamá de Diego: Todavía no. Iba a pasar a comprar algo ya listo.

– Diego: ¿Y si cocinamos algo juntos?

– Mamá de Diego: (Sorprendida) ¡¿Me querés ayudar a cocinar?!

– Diego: Es que cada vez que te veo cocinar me parece re divertido, pero pensé que eso era cosa de mujeres. Pero hoy aprendí que puedo hacer todo lo que me parezca divertido y que no hay cosas de niñas y cosas de niños. ¿Me dejás ayudarte?

– Mamá de Diego: ¡Claro que sí!

FIN

 

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