Obra sobre la adquisición desmedida (3 personajes)

Esta es una obra de teatro para 3 personajes inspirada en el cuento ¨Vida Moderna¨ de Eduardo Wilde. La misma plantea si la adquisición de tecnología, electrodomésticos y bienes en general, simplifica o complica la vida.

Obra sobre adquisición desmedida

Título: «Mis cosas me controlan»

Autora: Silvina Carrasco

3 Personajes:

  1. Gabriel: Siente que el exceso de muebles, objetos, tecnología, electrodomésticos y cosas que hay en su hogar, controlan su vida hasta agotarlo.
  2. Caro: Novia de Gabriel. Representa la mirada opuesta a la de su novio; para ella más es mejor.
  3. Empleado: Viene de la casa de electrodomésticos.

ACTO ÚNICO

Personajes que intervienen en este acto: Gabriel, Caro y Empleado.

Escenario: Un departamento repleto de aparatos electrónicos, electrodomésticos, muebles, relojes y cosas que casi no dejan lugar para moverse.

Gabriel está durmiendo en la cama, una alarma empieza a sonar y lo despierta. La alarma suena pip- silencio – pip – silencio – pip – silencio- pip… Gabriel se despierta sobresaltado.

–Gabriel: (Mira  su departamento atiborrado de elementos tecnológicos y electrodomésticos) Otro día más en el planeta ¡¨cosas¨!

(Gabriel se levanta y empieza a buscar de donde proviene el sonido de la alarma para apagarla.)

–Gabriel: (Mira el radio-despertador de la mesita junto a su cama) No es aquí. (Se levanta)

(La alarma sigue sonando con el sonido cada vez más frecuente: pip- pip-pip-pip…)

–Gabriel: (Se dirige a la mesa, mira un teléfono celular que hay allí arriba) Tampoco es de acá.

(Gabriel empieza a fastidiarse por el ruido cada vez más alto y constante: pipipipipipi… Camina buscando el origen del sonido. Entra Caro.)

–Caro: Buen día amor (Muy relajada se dirige al horno microondas, aprieta un botón y la alarma deja de sonar).

–Gabriel: (Irónico) El microondas, claro. ¿Cómo no se me ocurrió?

(Gabriel se prepara un café y se dirige a la barra/península desayunadora en la que no encuentra lugar porque hay instalado un ordenador de escritorio, una notebook, una netbook y una tableta.)

–Gabriel: ¿Amor esta barra no era para desayunar?

(Caro no responde, está concentrada en su celular.)

–Gabriel: Caro, la barra ¿no era para desayunar?

(Caro sigue sin responder, concentrada en su celular. Gabriel se para, con dificultad camina entre los muebles hasta la mesita de la cama, toma un teléfono fijo y marca un número. Suena el celular de Caro.)

–Caro: ¿Hola?

–Gabriel: (Al teléfono) Caro, ¿la barra no estaba pensada para desayunar en ella?

–Caro: ¡Gaby! ¿Por qué sos tan gruñón?

–Gabriel: (Cuelga el teléfono) Ya no puedo vivir en este lugar. Las cosas se multiplican, se están adueñando del departamento. El día menos pensado van a tomar vida y nos van a expulsar a la calle.

–Caro: (Riéndose) ¡Qué exagerado!

–Gabriel: ¡¿Te parece que exagero?! Cada vez que quiero comunicarme con vos te tengo que enviar un mail, como parado en un rincón porque todas las mesas están llenas de cosas. ¡Pantallas por todas partes! ¡¿Para qué tantas pantallas?! No encuentro mis medias entre tantas cosas pero si busco pantallas las hay en todas las medidas. ¿Y relojes? ¿Para qué necesitás relojes en todas las paredes?

–Caro: Para ver la hora desde cualquier lugar en el que esté.

–Gabriel: ¿Y los ruidos? Cada vez que suena una alarma no sé si es tu teléfono o el fijo o el mío, o el despertador o el lavarropas o el televisor que se encendió solo…

–Caro: Tendrías que agradecer que tenés todo lo que tenés.

–Gabriel: ¿Agradecer? Me paso los días tratando de no derribar cosas costosas y pagando arreglos carísimos de los dispositivos que se rompen y solo pueden reparar ingenieros de la NASA.

–Caro: (Riéndose de las ocurrencias de su novio) ¡Ay Gaby, no es para tanto!

(Caro se sienta en el ordenador y Gabriel se queda hablando solo, soñando en voz alta)

–Gabriel: ¡¿Para qué tanto?! ¿Para qué tanto? Podríamos vender todo lo que tenemos y comprar una gran casa vacía… ¡Una casa vacía! (suspira) ¡Qué placer!… ¡VACÍA!

(Suena el timbre. Gabriel abre la puerta)

–Empleado: Buen día, vengo a entregar un equipo de música.

(Sin pronunciar palabra, Gabriel mira a Caro. Caro sonríe con picardía.)

FIN

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