Obra de teatro de comedia absurda (4 personajes)

En esta obra de teatro de comedia absurda, los personajes se prestan a una confusión tras otra. Para ser representada por 4 personajes.

Obra Un absurdo incidente

Título: «Un absurdo incidente»

Autor: Renny Loyo (Venezuela)

Comedia: Teatro del absurdo

4 Personajes:

  1. Susana
  2. Betty
  3. Doctor
  4. Contador

Acto I

Susana sentada en un sillón de una clínica de lujo, espera que la llamen. Ella es muy ingenua. Habla un poco rápido, como masticando las palabras, lo hace para que le entiendan claramente lo que dice. Betty, enfrente, sentada en el otro sillón, ya tiene sus resultados en la mano. Betty aun no los lee. Mira nerviosa a todos lados. No tiene ganas de hablar. Betty es una mujer de mundo. Delicada, elegante y sosfisticada. Altiva de fuerte personalidad. Aunque ahora, tiene sentimientos encontrados, dado los últimos exámenes de su enfermedad. Susana sospecha que algo le ocurre a Betty, la ve perdida y desorientada. Una música suave inunda la sala blanca, donde esperan los pacientes. Betty lee una revista de moda. Susana una revista de pediatría.

Susana: Los calores de esta temporada son muy fuertes.

Betty: (Sin mirarla) Sí. Yo fui a una ciudad fría, necesitaba aislarme de todo. Siempre me ha gustado viajar y disfrutar la vida a pesar de todo.

Susana: El calor humano también es necesario, para las personas.

Betty: La montaña te acerca a una entidad poderosa, no sé como reconocerla, solo sé que la siento, está allí en la brisa fuerte de los vientos helados. Me gustaría volver a viajar.

Susana: En mi primer embarazo, los helados eran mis caprichos, sobre todo los helados bañados con vainilla y granos de caraotas crudas.

Betty: Cruda es mi realidad. He tocado fondo. Hay una salida sin retorno. Deseo que esto acabe, sea la voluntad…

Susana: (La interrumpe) Cuando retorne mi marido de su largo viaje que ya data de 10 años, mi bebé tendrá la edad que se requiere para reconocerle.

Betty: He reconocido con toda crudeza mi situación. Pero esto va más allá de mí. Aún así, me siento poderosa. Bendecida. Llena de vida.

Susana: Allá donde él está, es verano. Los árboles mueren de pie por falta de agua.

Betty: La muerte cuando llega es cruel, pues te espera, no se cansa ni se intimida, sabe que tarde o temprano te tendrá. Pero yo la venceré. Hay momentos de debilidad. Sé que lo voy a lograr. Aunque ya el dinero…

Susana: (La interrumpe) Tengo la premonición de que mi marido llegará pronto. Le he escrito de mi bebé, está muy contento. Así lo habíamos planeado. Me imagino todo lo que él planificará para el bebe.

Betty: Mi plan ha fallado, no llegaré a conocer los nietos que aspiro mi niña pequeña, le dé a la humanidad. Estos pensamientos a veces me abaten. Pero siempre me levanto. Y cuando lo hago es porque…

Susana: (La vuelve a interrumpir) Me emociono cada vez que siento las pataditas del bebé, aún no sé si es una niña o niño, bueno sí lo sé, la ciencia ha avanzado tanto, que ya en el contrato estaba decidido.

Betty: (Cerrando los ojos) He decidido que el silencio sea mi mejor compañera. Hablar es mucho ruido en mi entorno. Nadie comprende mi tristeza. ¿Por qué debo escuchar necedades que no quiero oir? Por eso, me gusta la montaña. Mi proximo viaje será….

Susana: (La interrumpe nuevamente) Si él estuviera aquí, le hablaría de cosas de hombres. Le enseñaría a patear la pelota.

Betty: Un hombre espera afuera. Mi tristeza lo embarga. Y yo no puedo darle más que desesperanza. Nada puedo enseñarle de la vida. Sin embargo, él me da la fuerza necesaria para que yo me levante y entonces es cuando… (Levanta sus brazos)

Susana: Los padres son muy importante para los niños. Hablar con ellos desde chicos, es la forma de educarlos correctamente. Yo siempre tuve a mis hermanos para que me levantaran el ánimo cada vez que caía.

Betty: Mis padres nunca estuvieron conmigo. Por eso, nunca hablaron sobre las cosas que yo debía saber. Hay cosas que se heredan. Yo heredé la desgracia familiar, el karma de los antepasados.

Susana: Mi familia es muy unida. Todos son alegres. La tristeza nunca aparece en nuestros rostros. Y cuando llega, la celebramos sentados en la mesa, inventamos una cena y ella desaperece.

Betty: Si pudiera desaprecer de este bullicio. Si pudiera empezar de nuevo y romper las cadenas que me hacen sufrir.

Susana: Me cuenta mi esposo que debe usar cadenas para poder rodar en el frío.

Betty: ¡Cadenas y este frío de esta sala!

Susana: ¡Tengo calor!

Betty: Quisiera tener el calor humano de todos a mi alrededor. Pero la costumbre es la frialdad. (Mira a Susana, como sorprendida) Ah, está usted ahí.

Susana: Sí, tambien me doy cuenta que usted se ha dado cuenta de mí presencia.

Betty: La presencia es imprescindible para ser reconocida.

Susana: Cuando la vi supe que usted estaba absorta en sus pensamientos. A su alrededor se creó una atmosfera de misterio que pude captarla inmediatamente.

Betty: Es su presencia, me persigue y no me abandona. Me espera impacientemente hasta que llegue mi hora.

Susana: Una hora llevo esperando que me llamen. El doctor debe ver mis ultimos examenes. Todo indica que vamos bien.

Betty: A mí me ha llamado, no ha dejado de llamarme. A veces oigo sus gritos. Pero yo no le pongo atención.

Susana: Mi marido siempre me llama, el clima está fuerte allá. Hasta las bombas de la guerra se escuchan por la línea. Él me dice que se encuentra bien. Pero yo sospecho que no todo es perfecto en una guerra.

Betty: Si el mundo fuera perfecto las diferencias no existirían. Ni el dolor, ni la fatiga, ni el cansancio de esta vida.

Susana: A veces me cuenta cosas horrorosas, por eso tomo calmantes para poder dormir. Siempre sueño que vuela en pedazos.

Betty: Volar, volar bien alto quisiera, ver la tierra desde el espacio y contar los dolores del mundo desde arriba.

Susana: Qué le voy hacer. Una, la mujer debe luchar con su hombre. Si el tiene que enfrentar a sus enemigos, yo debo enfrentar lo temores.

Betty: Temo que mi vida no se alargue tanto como yo quisiera.

Susana: Los contratos nunca se cumplen. Te pintan pajaritos y después te salen con otra cosa. Mi marido es un guerrero. No desea hacerle daño a nadie. Solo cumple con las cláusulas del contrato.

Betty: Qué facil es acabar con la vida de otro. Sin embargo no todos pueden hacerlo. Es como matar un árbol, no se tiene escrúpulos.

Susana: La guerra deja secuelas. El odio se incuba en tu corazón, la razón se desvanece en ideas fijas que ni siquiera son tuyas.

Betty: No se necesita pensar para saber que la muerte te ronda. Que naciste con ella, como una nodriza, no se despega de ti.

Susana: Hay personas que tienen mala suerte. Me cuenta mi marido que ha visto bombas caer sobre la cabeza de soldados.

Betty: Si después de la muerte al menos se dejaran escapar las ideas, el mundo sabría lo que pensamos de los demás.

Susana: Además, el asunto de la guerra viene desde Aristóteles. Hay pueblos que deben servir a otros, esta servidumbre sirve a su salvación.

Betty: He rezado por años, y cada día la salvación de mi alma está cerca. Aunque ya mi espíritu deambula por los consultorios negándose a dejar lo que es natural.

Susana: El rezo bien aprendido es un aliciente para los soldados heridos, aquellos que son mutilados por los juguetes cruentos de los salvadores de patrias. Mi marido es un salvador, con metralla y granada, lleva la paz al mundo convulso de los bárbaros.

(Betty revisa un poco silenciosamiente sus recibos)

Betty: ¡Qué barbaridad! He gastado una fortuna en mi salud. Me han expoliado la vida y la plata. He sido colonizada por los sabios doctos y los laboratorios fabricantes de venenos.

Susana: Cuando desprecias las buenas intenciones de los sabios, ya te encuentras ubicada en una raza inferior. Hablas por pasión y no por razón. Así se conoce de la antigüedad, el origen de tu esclavitud.

Betty: (Alterada) ¡No aguanto más! Tengo cuatro horas esperando y nada que me atienden. ¿Sabrán que ya mis cuentas estan vacías, será por eso que han dejado de ser diligentes conmigo?

Susana: Lo sabio es esperar que ellos consideren prudente revisar su caso. Eso es lo que he aprendido de mi marido cada vez que lo encausan por razones de su trabajo, lo acusan de asesino de inocentes, pero quien se defiende no puede llamarse asesino, ni inocente, cada quien tiene conciencia de sus actos.

Betty: (Se levanta) ¡Voy a protestar! Esto ya es insostenible. Me van a dejar morir… Han vaciado mi póliza, mis tarjetas y las colaboraciones de mis amistades. Han hecho desaparecer mi cabello y me han envejcido como 30 años. (Se quita la pañoleta y se ve su cabeza rapada)

Susana: 30 años en la oscuridad, esa es la pena capital que pretenden imponer a mi marido. Gracias a Dios, ha sido absuelto. Mis oraciones ha hecho efecto. Ha sido absuelto un inocente trabajador. Él es solo un contratista. Hoy en día la guerra es un trabajo honesto.

Betty: (Comienza a llorar) ¿Por qué esto solo me ocurre a mí?

Acto II

(De una puerta sale un doctor con una tabla, sobre ella hay informes médicos. Mira a Betty)

Doctor: Señora Betty. (Pausa) Lamento informarle que..

Betty: Si doctor ya sé. Me he quedado sin dinero. Pero sepa usted…

Susana: (Interrumpe) Doctor, en mi caso, solo vengo por rutina. Como usted sabe estoy en el sexto mes y hasta ahora he tenido un embarazo normal.

Doctor: Señora Susana, lamento decirle que sus examenes indican un problema con su bebé.

Susana: ¿Qué?

Betty: Por lo menos deberían darme las facturas para declararlas en mis impuestos.

Doctor: Señóra Betty… Disculpe, no me he expresado correctamente. En realidad mi lamento era para la señora Susana.

Betty: No se preocupe Doctor, diga lo que tenga que decir.

Susana: Doctor, hable claro por favor. Dentro de poco debo hablar con mi marido por teléfono y debo darle la noticia que usted pretende darme.

Doctor: Señora Susana usted tiene una situación complicada de toxoplasmosis.

Betty: Doctor, ¿me va a tener todo el día en esta situación?

Doctor: Con respecto a su caso, señora Betty, ha habido un error con su cáncer. La clínica ha resuelto exonerarla de todos sus gastos realizados. Ha reintegrado todo lo gastado a su cuenta.

Susana: Por dinero no se preocupe doctor. Mi esposo tiene suficiente.

Betty: ¿Qué ha pasado Doctor?

Doctor: Hubo un error de lectura de sus exámenes.

Betty: ¿Cómo, qué me quiere decir?

Doctor: Los exámenes y placas nunca fueron las suyas. Hay otra paciente con su nombre y apellido. La misma ha fallecido hace una hora. Pero no se preocupe, la clínica ha decidido recompensarla con 100 mil dólares para que usted recupere su salud y disfrute el resto de su vida. En realidad usted es una persona sana. (Le entrega un papelito)

Betty: ¡Dios mío! No puede ser. Pobre mujer. Cómo habrá sufrido esa señora. ¡Cien mil dolares!

Doctor: Pero no se preocupe, ahora a usted le toca vivir.

Susana: ¿Y en cuanto a mi caso? ¿Qué vamos a hacer?

Doctor: Nada, señora, seguir los procedimientos médicos. ¿Ya pasó por la taquilla?

Susana: Claro Doctor, yo no soy como esas señoras que se quejan de todo. Y mire como la clínica le ha recompensado.

Doctor: Por supuesto, en esta clínica somos cuidadosos y nos interesa la felicidad de los pacientes. ¿Usted canceló en Bolivares o en Divisas?

Susana: Con divisas Doctor, no faltaba más. Gracias a Dios, mi marido es un empresario exitoso.

Doctor: Por cierto y como le va en la guerra.

Susana: Muy bien, hasta ahora le han pagado todo.

Doctor: Esa guerra está por acabarse.

Susana: Así es. Pero mi marido tiene sucursales en varios continentes. Por lo tanto, todo el año tiene trabajo.

Doctor: ¡Excelente! Pacientes como usted, es lo que hacen de esta clínica, una institución de clase aparte.

Susana: Gracias Doctor, ¿no querría ser usted el padrino de mi hijo?

Doctor: Con gusto. Señora Susana (Ella le toma del brazo y entran al consultorio).

Betty: (Para sí) ¿Tendré tiempo para gastar todo este dinero? (Pausa) Gracias Doctor, espero me alcance para recuperar mi cabellera y viajar por la vieja Europa a ver los fuegos artificiales de alguna guerrita.

Doctor: Buena idea señora Betty. Debe ser emocionante ver los proyectiles cruzar el cielo en búsqueda de pueblos malos que deben desaparecer para que los pueblos buenos, puedan vivir en paz y en abundancia.

Betty: Gracias doctor, le traeré un regalito cuando vuelva, chao. Bay, bay.

Acto III

(De uno de los consultorios sale un hombre vestido elegantemente con un cuaderno o libro de contabilidad.)

Contador: Doctor, hemos encontrado la confusión real de este asunto.

Doctor: (Como molesto) Dejeme ver. (Pausa) ¡Dios! Señora Betty, No hay tal confusión. Disculpe. Hay una tercera pacienta llamada Betty, tiene un numero de cédula parecido al suyo. Vive en su misma dirección. Está muy sana… Y…

Susana: (Interrumpe) No tengo toxoplasmosis.

Betty: Doctor. Ya no me importa la muerte.

Doctor: Ya no hay dinero señora Betty.

Betty: No importa. La muerte es un viaje al paraíso.

Doctor: Gracias señora Betty, por entender esta situación. ¿Tiene usted una hermana?

Susana: Gemelos. Por Dios, no podré con dos. Demandaré a la clínica. El contrato era por uno.

Doctor: No se preocupe. Uno vivirá y otro morirá.

Susana: Ah, ¡qué susto!

Betty: Somos tres hermanas.

Doctor: Uss, que susto. Pensamos que era culpa de la clínica. Lamento decirle que la clínica procederá con justicia a esta confusión. ¡Casi nos hace perder cien mil dolares! Ya puede retirasarse. Y antes de que estire la pata, la veremos en los tribunales. Chao, bye bye, señora Betty.

Betty: (Mientras sale) Siempre hay formas más decente de morir. Ahora, resulta que moriré como una estafadora. No le garantizo que sea yo la que vaya al tribunal, doctor.

(El Doctor queda pensativo, mientras Susana habla a borbotones sobre el futuro del niño que nacerá)

Fin.

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